Javier Moscuzza, comerciante de Quilmes, fue secuestrado el 13 de octubre de 2020 y mantenido en cautiverio durante cinco días en una vivienda de Los Hornos, La Plata. Su hermano Pablo transfirió 65.000 dólares en bitcoins para lograr su liberación.

Cabe mencionar que los hermanos Moscuzza dejaron el país y viven en el extranjero después de lo ocurrido.

El caso que conmocionó a Quilmes

La víctima, que tenía su local comercial en Allison Bell y Alsina, vivió un calvario tras ser interceptado por un grupo delictivo. Durante su cautiverio, los secuestradores enviaron pruebas de vida y mensajes extorsivos mediante WhatsApp hacia un número en Colombia, desde donde se contactaron con su hermano para exigir el pago del rescate. Este crimen se convirtió en el primer secuestro extorsivo en el país donde se utilizó criptomonedas como método de cobro.

Condenas y prófugos

El fallo determinó distintas penas para los acusados:

Jean Carlos Rivero Márquez: 10 años de prisión como coautor del secuestro extorsivo agravado y robo con armas.

Junior Argenis Páez Peña: 11 años de prisión como coautor del delito.

Jesús Teodocio "Scorpion" Ramos Paz: 11 años de prisión como partícipe necesario.

Matías Carlos Avellaneda: 8 años de prisión por facilitar su inmueble para el cautiverio.

Por su parte, Rafael Ángel Carrillo Rodríguez, exrepositor en el supermercado de la víctima y considerado líder de la banda, fue condenado en Venezuela a 13 años y 4 meses de prisión tras fugarse de Argentina. Sin embargo, su extradición al país no fue posible.

Otro implicado, Johan Esneider Angarita León, permanece prófugo en Brasil desde octubre de 2020 y cuenta con orden de captura internacional.

Descomisos y medidas complementarias

El tribunal ordenó el decomiso del 50% del vehículo Chevrolet Onix utilizado durante el secuestro y del inmueble donde Moscuzza fue retenido, ubicado en la calle 60 de Los Hornos, propiedad de Avellaneda. También se confiscaron dispositivos móviles y otros elementos clave para la investigación.

Impacto y repercusiones

Este caso no solo expuso las nuevas formas de extorsión mediante criptomonedas, sino que también reveló las complejidades de investigar delitos transnacionales. La condena es un precedente en el uso de tecnología para el crimen y marca un hito en la lucha contra el secuestro extorsivo en Argentina.