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Tres sobrevivientes y una niña apropiada declararon en la audiencia 76, que fue semipresencial, del Juicio Brigadas, que juzga a represores por delitos de lesa humanidad cometidos en centros clandestinos del sur del Conurbano.

El sobreviviente Dalmiro Suarez fue el primer testigo y declaró en La Plata. “Toda mi familia es santiagueña y estaba constituida por mi papá, Santos; mi mamá, María Alejandro; y cinco hermanos: Omar Hilario, el mayor; Nora Fidelia, Nelfa Rufina, yo y mi hermano menor, Arístides Benjamín. Mi familia es de origen campesina, por cuestiones económicas, mi padre tuvo que venirse a vivir a Buenos Aires porque se había quedado sin trabajo en Santiago del Estero. Trabajaba en Vialidad Nacional. Fue activista gremial junto con anarquistas, donde él aprendió a leer y escribir porque era analfabeto”, explicó.

El 7 de octubre de 1974, su hermano menor fue asesinado “en una acción llevada a cabo por el PRT”. “Decidimos irnos de la casa, Nelfa ya se había casado y estaba embarazada de cuatro meses. Nos fuimos mi hermana con su compañero Víctor Manuel Taboada; María Esther Alonso, compañera de mi hermano menor, y yo a la casa de un amigo”, explicó.

“El 13 de noviembre nos detienen a nosotros junto a una compañera que estaba a punto de parir, Delfina Morales. Ese día tuve una reunión con compañeros de militancia, volví a la casa donde estábamos parando (en la avenida San Martín de Bernal). Pasé por la casa, no entré y seguí hasta el final de la cuadra, pero volví a la casa y del techo cayeron tres o cuatro policías y me metieron”, recordó. Le taparon los ojos, lo esposaron y lo sacaron. “Me introducen en el vehículo, había dos o tres personas y salimos en el auto”, recordó, y sostuvo que la sensación es que “no salió del radio de Quilmes”.

Pasó la noche en un calabozo. Luego, lo trasladaron junto a Taboada y María Esther a otro centro clandestino. “Terminamos los tres en una sala de tortura”, apuntó.

“Mientras torturaban a María Esther, me colgaron de una barra con un gancho a unos 30 centímetros del piso y a Víctor lo colgaron en otro lugar, en forma de hamaca paraguaya, agarrado de los pies y las manos. Ahí empezó el calvario de Víctor porque lo torturaron con muchísima saña, fue tremendo”, relató, y precisó que un médico tuvo que pedirle a los represores que pararan porque “iba a reventar”. Finalmente, fue trasladado a Banfield, donde se encontró con su hermana embarazada.

El primer lugar fue el Pozo de Quilmes, el segundo Puente 12 y el tercer lugar de transito fue el Pozo de Banfield. Fue allí cuando se enteró de la muerte de Víctor Manuel, caso del que mencionó “hay acta de defunción pero no hay cuerpo”, y detalló el camino del cadáver, que fue sometido a una autopsia, y el “secuestro”.

Delfina estaba en Bernal y dio a luz un par de mellizas. Fue atendida en una clínica sobre la calle Pringles. “Después de partir la derivaron a la cárcel de Olmos”, puntualizó.

Dalmiro quedó en Banfield hasta el 27 de diciembre, que fue trasladado a la Unidad 9 de La Plata. El 4 de febrero fueron secuestradas Nora y Olga, de quienes sigue sin saber nada.

Nelfa Suárez, su hermana, fue la siguiente testigo. Fue detenida por primera vez en 1973 y trasladada a una comisaría de Capital Federal. Fue junto a María Esther y Arístides, precisó. “A los días aparecen unos volantes con nuestros nombres impresos con la firma de la Alianza Anticomunista Argentina. Ya estaban sobre nuestros pasos”, dijo.

Brindó detalles de su detención, que ya había sido comentada por Dalmiro, junto a Delfina, también embarazada. Y recordó que Víctor, su compañero, le pidió a los represores que no les hicieran nada a las mujeres. Las dos fueron trasladadas a la comisaría de Bernal en un Ford Falcon verde. Fue golpeada salvajemente a pesar de su condición.

Finalmente, fue trasladada a Olmos. El 17 de mayo de 1975 fue trasladada de urgencia a un quirófano porque no se escuchaban latidos. Víctor Benjamín nació por cesárea y su hermano Omar fue a visitarlo, hasta que dejó de ir.

Silvia Negro, también sobreviviente, fue la tercera en declarar. Fue secuestrada entre el 14 y el 15 de noviembre de 1974 junto a un grupo de personas en Lanús..

Victoria Moyano Artigas, nieta restituida, fue la última en declarar. Es hija de María Asunción Artigas y Alfredo Moyano, una pareja de uruguayos que fue desaparecida en diciembre de 1977. Fueron llevados “sistemáticamente” al Pozo de Quilmes “para torturarlos”, pero volvían a Banfield. El 25 de agosto de 1978, la joven dio a luz una niña. “La llevaron a mi madre a una enfermería y me tuvo ahí. Ella tenía miedo de que la tuvieran mucho tiempo sola por lo que usó un sistema de contar contracciones y cuando ya estaba próximo el nacimiento, le avisaron a los guardias que iba a nacer. Nazco a las 12.30 del mediodía, a mi madre no le permitían darme el pecho pero me lo dio igual y le dijeron que me iban a llevar a Casacuna de La Plata”, detalló.

El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta el martes 23 de agosto.

 

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