- 04 de mayo de 2021
"Qué horror, qué dolor, sáquenle la domiciliaria, les pido por favor; el crimen de lesa humanidad es el peor crimen del mundo", expresó con voz quebrada Díaz al cerrar su declaración ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.
Pablo Díaz,
uno de los sobrevivientes de "La Noche de los Lápices", reclamó hoy
que se les quite el beneficio del arresto domiciliario a los represores
acusados por el secuestro, torturas y violación sufridas por los 9 estudiantes
secundarios en septiembre de 1976 y por otras 500 víctimas durante la última
dictadura militar, al dar su testimonio ante la justicia.
"Qué
horror, qué dolor, sáquenle la domiciliaria, les pido por favor; el crimen de
lesa humanidad es el peor crimen del mundo", expresó con voz quebrada Díaz
al cerrar su declaración ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, donde
relató durante más de 3 horas su secuestro, su cautiverio junto a los otros
estudiantes secundarios platenses y las torturas padecidas.
Pidió
también no caer "en discusiones banales y cuantitativas sobre si fueron 30
mil o 9 mil" las víctimas del terrorismo de Estado durante la dictadura
cívico-militar.
"Hagan
este ejercicio, pongan en fila a 9 mil personas y a la primera desnúdenla,
pónganle picana eléctrica en los pectorales, vagina o pene, arránquenle las
uñas, y viólenla tantas veces como sea posible, hasta cansarse; después
péguenle un tiro en la nuca y tírenla en una fosa común. Y cuando se cansen de
hacer esto con las primeras cinco personas de la fila, llamen a sus hijos, a su
esposa, a sus amigos para que los ayuden a hacerlo y aún así les faltará 8.885
personas para hacerle lo mismo", graficó.
Por eso,
Díaz reiteró que los represores "tienen que tener prisión común y efectiva".
El TOF 1
juzga desde el 27 de octubre último a 17 represores, entre ellos a Miguel
Etchecolatz, por los secuestros, torturas, crímenes y abusos sexuales cometidos
contra casi 500 víctimas alojadas en los centros clandestinos de detención
conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno, en Lanús.
La mayoría
de los represores gozan de arresto domiciliario, salvo Etchecolatz y Jorge Di
Pasquale.
"Hace
37 años que di el primer testimonio en relación a lo que voy a ratificar hoy,
lamento por los que no han podido sobrevivir y agradezco haber sido adolescente
cuando fui víctima porque me permite hoy poder testimoniar", expresó Díaz.
Contó
detalles de su secuestro, el 21 de septiembre de 1976, cuando fuerzas conjuntas
se presentaron esa madrugada en su casa y se lo llevaron, ante la mirada de sus
padres y 6 hermanos.
Con emoción
remarcó que "el 16 de septiembre ya habían sido secuestrados María Claudia
Falcone, Horacio Ungaro, Claudio De Acha, Francisco López Muntaner, Daniel
Racero y a partir del 17 a otros estudiantes secundarios: Emilce Moler y
Patricia Miranda".
Se refirió
así a los estudiantes, en su mayoría eran integrantes de la Unión de
Estudiantes Secundarios (UES), secuestrados tras reclamar por el boleto estudiantil
secundario gratuito.
Explicó que
primero fue llevado al centro clandestino de detención "Arana", donde
los represores le dijeron con sorna que lo iban a llevar "a la máquina de
la verdad", lo que, desde su inocencia, interpretó que "era como en
las películas, que tenían sensor que indicaban cómo mentías, yo reclamaba me
llevaran a esa máquina".
La
"máquina de la verdad" era la picana eléctrica, como descubrió muy
pronto Díaz, quien fue interrogado, maniatado y con los ojos vendados, sobre su
participación en agrupaciones políticas y estudiantiles.
Tras un
simulacro de fusilamiento, Díaz fue trasladado al Pozo de Banfield que, como
recordó, "tenía la característica que éramos todos adolescentes" los
alojados en ese lugar.
Allí -dijo-
se encontró con los estudiantes secuestrados el 16 de septiembre y con otras jóvenes
que estaban embarazadas.
El sobreviviente aportó nombres de los militares que vio en los centros clandestinos, nombres de los detenidos con los que compartió cautiverio y las mujeres que dieron a luz en la clandestinidad, a cuyos hijos nacidos en esas circunstancias les dijo que sus madres "nunca quisieron abandonarlos, nunca".
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