Nuevos tiempos en la UCR
  • 17 de marzo de 2024
radicales

(Por Juan Jorge Villa, abogado y dirigente del radicalismo quilmeño)

La Unión Cívica Radical, primera expresión de partido político orgánico nacido en 1890, surge en un ámbito de inmoralidad política e institucional tremendo: el Unicato de Juárez Celman concentraba en la figura del Presidente la calidad de único e indiscutible Jefe de Estado, ignorando de plano el desenvolvimiento de las Instituciones Constitucionales.

El fresco aire republicano y Democrático, la causa de los desposeídos, que a partir de Alem inundo a la Argentina y le dio 6 gobiernos radicales, con sus aciertos e infortunios, fue convalidando la joven Constitución Nacional. A más de 100 años de entonces, la evolución del país y del mundo es tal que deviene necesario profundizar el análisis de ese tiempo y su proyección desde la óptica de la UCR como expresión política nacional.

Sin duda ya no es el mundo ni el país de entonces. El vértigo y universalización de la información y el conocimiento, los avances conceptuales de la sociedad en cuanto a su conformación, los cambios tecnológicos diarios, la irrupción de un nuevo ordenamiento social, la eliminación de barreras comerciales, el nuevo orden económico mundial, las diversas maneras de comerciar, y lo que no resulta menor el nuevo orden político mundial que a partir de ideologías diversas marca un rumbo muchas veces hacia una economía concentrada y perversa.

La trazabilidad de ese nuevo orden mundial, muchas veces simplificado en Estado vs. Mercado, hace ineludible que la UCR comience en profundidad un debate sobre su misma esencia, que a partir de su origen centenario avizore los nuevos tiempos, sin que ello signifique claudicar de sus valores republicanos y democráticos fundacionales como piedra angular de la Argentina. Una característica esencial de los partidos políticos es su organicidad, la que necesariamente requiere fuertes liderazgos políticos. Dicha organicidad no es más ni menos que producto de análisis y discusión para así aventar meros y espurios oportunismos. Era común escuchar a Raúl Alfonsín, dirigiéndose a los jóvenes decir pateen las puertas de los comités cuando estén cerradas y marchen al debate.

La esencia del radicalismo es la discusión política, la que mucha veces ha sido denostada, pero que sin duda hace a la salud política de toda organización política, lo que no significa que no la haya en los diversos ámbitos partidarios sino que es imperiosa su amplificación. Los Nuevos Tiempos ya están entre nosotros, el desafío de pensar el partido, sin intereses sectoriales o personales, con dialogo e integración, nos aguarda: nuestra Argentina necesita de la Unión Cívica Radical.

COMENTARIOS

No han dejado comentarios

Escriba su comentario

Nombre (*)
Email (*) (no será publicado)
Mensaje (*)



Código de Validación
(*) Datos obligatorios