- 16 de marzo de 2021
Barry declaró hoy ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata que desde octubre último juzga a 17 represores, entre ellos, Miguel Etchecolatz, por los delitos cometidos contra casi 500 víctimas que estuvieron secuestradas.
La
legisladora porteña, Alejandrina Barry, nacida en cautiverio y que tras el
asesinato de sus padres durante la dictadura militar fue utilizada para una
campaña de prensa por parte de las fuerzas represivas, reclamó que "la
lucha contra la impunidad debe continuar con el juzgamiento de los civiles que
llevaron adelante también el plan genocida".
Barry
declaró hoy ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata que desde octubre
último juzga a 17 represores, entre ellos, Miguel Etchecolatz, por los delitos
cometidos contra casi 500 víctimas que estuvieron secuestradas en los centros
clandestinos de detención conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El
Infierno, en Lanús.
Barry
sostuvo que "la lucha contra la impunidad debe continuar con el
juzgamiento de los civiles, los responsables, los ideólogos que llevaron
adelante con los militares este plan genocida y que no están siendo
juzgados".
Al iniciar
su declaración donde relató el secuestro y desaparición de su padre, Juan
Alejandro Barry, y su madre, Susana Mato, ambos militantes Montoneros, la
diputada remarcó que el juicio fue producto de "años de lucha colectiva de
cada uno de los sobrevivientes, de los familiares".
Enseguida
dio detalles de la campaña de acción psicológica activada por la dictadura de
la que fue víctima, tras el secuestro de sus padres y que operó a través de las
principales revistas de la Editorial Atlántida: Gente, Para ti y Somos",
"Voy
dar este testimonio y puedo hacerlo porque nunca estuve sola, como dijeron
sectores de prensa que me utilizaron para una campaña de prensa de acción
psicológica (durante la dictadura) y que titularon ´Alejandra está sola´ y no,
nunca estuve sola", dijo con énfasis.
Reconoció
sentir "una doble sensación, ya que veo conectados (a la audiencia
virtual) a los genocidas, que están en su cama, en pijamas, mientras que
Adriana Calvo y Nilda Eloy (sobrevivientes fallecidas) ya no están".
Barry
recordó que su madre era docente y secretaria general del gremio docente de
Almirante Brown cuando fue detenida y alojada en el Pozo de Banfield y en la
cárcel de Olmos, donde el 29 de marzo de 1975 nació Alejandrina.
Su padre
había sido secuestrado en noviembre de 1974 en un bar de Lomas de Zamora y,
tras estar alojado un tiempo en el Pozo de Banfield, fue legalizado en la
Unidad 9 de La Plata.
"Tras
mi nacimiento mi mamá sale (de Olmos), mi papá también, pero la persecución
sigue y estando yo con ellos, en diciembre de 1977 en Uruguay, somos víctimas
de un operativo conjunto de fuerzas armadas argentinas y uruguayas, que asesina
a mis padres y me secuestran y se monta una campaña enorme de prensa en la que
soy tapa de las principales revistas de la Editorial Atlántica: Gente, Para ti
y Somos", detalló.".
Contó que
fue fotografiada y su imagen usada en notas que titulaban "Alejandra está
sola" o "Los hijos del terror", con el objetivo, explicó de
"justificar no solo el asesinato de mis padres sino de miles de militantes
que seguían resistiendo a la dictadura, crear un enemigo, justificar la matanza
de ellos".
"Fue
una operación de los civiles de los grandes medios de comunicación, como parte
de las medidas de acción psicológica para aterrorizar a la población",
remarcó.
Barry dijo
que es querellante en una causa para que se investigue y juzgue a los
responsables de esa operación "pero no hemos logrado que se avance".
La
legisladora también recordó el secuestro y desaparición de su tío Enrique Barry
y su esposa Susana, y la lucha de su familia por encontrarlos, cuando
recurrieron al vicario castrense Emilio Graselli, quien, denunció,
"recolectaba fichas, era el brazo ejecutor con los familiares para obtener
más información sobre ellos (los detenidos)".
."La
jerarquía de la Iglesia es parte de los grandes impunes de este país, tiene
información sobre el destino de los desaparecidos y de los niños
apropiados", dijo la mujer que pidió la apertura de los todos los archivos
sobre la última dictadura militar
Barry
destacó que "en estos juicios tenemos que contar los horrores que
sufrieron, los maltratos, pero quiero que se los recuerdo cómo eran: militantes
que luchaban por cambiar este mundo".
"Mi
mamá sufrió un doble ensañamiento, por su rol de mujer y de militante, fue
golpeada, vejada, y por esta campaña mediática que hicieron sobre ella donde el
eje era que había salido de su rol de madre para convertirse de militante, como
si eso fuera delito", sostuvo.
En esta
jornada también declaró Eduardo Nachman, hijo del director Gregorio Nachman,
comenzó relatando que su padre "no tenía militancia partidaria, era
teatrista, director de teatro, militante de la cultura y una persona muy
solidaria".
"El
19 de junio de 1976 lo secuestraron. Primero irrumpieron en el departamento
donde vivíamos en Larrea 3138, pero mis padres no estaban ahí, estaban mis
hermanos y mis primos; a mi papá lo secuestran después en una oficina que tenía
con mi abuelo en la calle Colón, preguntaron por él y se lo llevaron y no
supimos nada más de él", dijo.
Recordó
que "nos mandaron a las distintas policías y en la comisaría cuarta, que
ya era célebre por ser un centro de tortura, me dijeron: ´¿buscan a Gregorio
Nachman?, ¿el actor?, ¿el puto? y además judío y zurdo?, ¿para qué
buscan?".
El hombre
contó que supo por un sobreviviente que su padre estuvo en el Pozo de Banfield.
"Raúl Codesal dijo que había estado (cautivo) junto a ´un director de
teatro, un estupendo muchacho que sufría demencia de tanto que lo habían
torturado´".
Antes de concluir su testimonio, Eduardo Nachman leyó un texto escrito por su padre a los 19 años: "Hay una noche entre lo real y lo justo. La injusticia se basa siempre en lo legal. Lo justo es lo pobre, lo simple, lo desnudo, lo limpio, lo sano, lo molesto, lo indivisible, lo primitivo. La ley es la defensa de la injusticia opulenta. Lo justo no necesita defensa. La ley puede interpretarse de varias maneras de acuerdo a la injusticia que se quiere justificar. Lo justo no tiene discusión".
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