- 01 de junio de 2021
Emilce Moler, sobreviviente de "La Noche de los Lápices", relató hoy ante la justicia el episodio donde fue secuestrada junto a otros estudiantes secundarios, en septiembre de 1976, y reclamó que el Poder Judicial "haga lo suyo"
"Tengo
cierta tranquilidad de que hicimos mucho para lograr condenas sociales para los
genocidas y condenas ejemplares, pero faltan algunas cuestiones. Los genocidas
hicieron una cosa bien, que fue callar y aún no sabemos dónde están los cuerpos
de los desaparecidos, de los chicos de la Noche de los Lápices, dónde están los
nietos apropiados", dijo Moler al declarar hoy ante el Tribunal Oral
Federal 1 de La Plata.
La mujer,
de 62 años, contó ante el TOF 1 -que juzga a 17 represores, entre ellos Miguel
Etchecolatz- lo ocurrido entre el 16 y el 17 de septiembre de 1976, cuando diez
jóvenes platenses que habían participado el año anterior de las movilizaciones
por el Boleto Estudiantil -ella misma de 17 años, entre ellos-fueron detenidos
por efectivos del Ejército y la Policía Bonaerense.
"éramos
jóvenes, creíamos en la política, nos oponíamos a la dictadura, creíamos en
otro país que podíamos construir con mayor libertad", graficó Moler en
alusión a los estudiantes secundarios que fueron secuestrados aquella noche,
seis de los cuales permanecen desaparecidos.
En su
relato, remarcó que "hace 36 años que doy testimonio" de lo ocurrido
en septiembre de 1976 y su paso por varios centros clandestinos de detención,
entre ellos el Pozo de Quilmes, hasta recuperar su libertad en mayo de 1979.
"Era
estudiante del quinto año del (Bachillerato) Bellas Artes de La Plata y
militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y ese día irrumpió el
Ejército Argentino buscando a una estudiante de Bellas Artes. Les dije que era
yo, y me taparon la cabeza y me subieron a un coche", recordó Emilce.
En el
camino, vio que las fuerzas represivas subían al vehículo a otros estudiante secundarios.
"Llegamos
a un descampado, que con el tiempo supe era el Pozo de Arana, un lugar donde
una perdía la identidad, donde uno dejaba de ser persona y te convertías en una
cosa a merced de otros", sostuvo y pidió al Tribunal omitir el detalle de
las torturas sufridas allí y que ya relató en anteriores juicios.
"En
esta virtualidad me da pudor contar", reclamó y el Tribunal la eximió de
revivir esas torturas.
La mujer sí
aportó los nombres de sus compañeros y compañeras con las que compartió
cautiverio hasta el 23 de septiembre de 1976, cuando fue trasladada al Pozo de
Quilmes.
"¿Van
a traer a un jardín de infantes?", recordó haberle oído preguntar a un
policía a otro, al notar la contextura menuda que tenía Emilce, a quien la
delgadez hacía que "me ponían las esposas y se me salían".
Recordó que
en ese centro clandestino "era todo muy aleatorio, el trato dependía de la
guardia. Y uno nunca sabía por qué un día nos dejaban vendados, y otro días nos
permitían sacar las vendas; un día podíamos hablar, otro día no. No te dejaban
bañarte y la comida era insuficiente y desagradable".
Estando
allí, una madrugada, le permitieron a su padre visitarla, y el hombre la vio en
las condiciones inhumanas en las que se encontraba y le contó que estaba
haciendo todo lo posible por sacarla de allí pero le dijo que su "vida
dependía de (Miguel) Etchecolatz".
En
diciembre de ese año pasó a estar a disposición del Poder Ejecutivo Nacional
(PEN) y precisó que "con 17 años entré a la cárcel de Devoto, primero me
dejaron en una celda sola, luego me pasaron a un pabellón del piso 4 de
Devoto".
Recordó que
al ser liberada "no podías ir a un psicólogo, no podías decir nada, no te
creían y eso hizo que me aferrara a los afectos, a la familia y en mi caso al
estudio".
"Nunca
más me dediqué al arte. Cuando siento el olor de los óleos pienso en los chicos
de Bellas Artes diezmados, Claudia Falcone, Francisco López Muntaner... Era
natural la participación y a esa naturalidad se nos contestó con la brutalidad
de la dictadura", reflexionó.
Asimismo
relató: "Sentí que fui libre cuando tuve mi primer hija, cuando sentí que
mi cuerpo respondía y había superado lo que había padecido".
"Son
36 años que vengo manteniendo la memoria", remarcó y detalló que vivía la
paradoja de "tener que seguir para adelante sin dejar de pensar en el
pasado. Fue una carga fuerte".
Emilse
aseguró también: "Te duelen las ausencias, que en mi caso son muchas.
tengo la tranquilidad de haber hecho todo lo posible para la condena social de
lo ocurrido, pero te quedan heridas abiertas de nuestros compañeros
desaparecidos, por eso seguimos hablando".
"Ya
hicimos mucho, le pido a la Justicia que hagan lo suyo por construir una
Argentina sin impunidad que nos permita olvidar un poco", reclamó al
concluir su testimonio.
Del grupo
de estudiantes secundarios de La Plata secuestrados entre el 16 y el 17 de
septiembre de 1976, Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Claudio de Acha,
Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro permanecen
desaparecidos, y Gustavo Calotti, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce,
lograron sobrevivir.
El TOF 1 de La Plata juzga desde el 27 de octubre último los delitos cometidos en los centros clandestinos de detención conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, y El Infierno, en Lanús.
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