- 21 de junio de 2022
DDHH-Pozo de Quilmes y Banfield
Un
sobreviviente de la última dictadura militar, casado con una mujer uruguaya, y
el hijo de un matrimonio de esa nacionalidad relataron hoy el vínculo entre
represores argentinos y uruguayos para aplicar torturas e indagar a
secuestrados de ese país cautivos en excentros clandestinos de detención, al
declarar ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, que investiga los
crímenes de lesa humanidad cometidos en los excentros clandestinos conocidos
como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno, de Lanús.
Se trata de
Oscar Viegas, esposo de Beatriz Bermúdez, de nacionalidad uruguaya; y Alejandro
Corchs Lerena, hijo de Elena Lerena y Alberto Corchs, ambos también uruguayos,
que declararon ante el tribunal que investiga los crímenes de lesa humanidad
cometidos por 17 represores, entre ellos el multicondenado Miguel Etchecolatz,
contra casi 500 víctimas secuestradas en los excentros clandestinos de
detención Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno, de Lanús, entre
ellas 18 mujeres embarazadas.
Corchs
Lerena dijo que "el Gobierno uruguayo me entregó en Uruguay las supuestas
declaraciones de mi padre bajo tortura, y esas declaraciones estaban guardadas
en la Armada uruguaya, declaraciones de mi padre en su secuestro en
Argentina".
Elena y su
esposo Alberto, ambos militantes de los Grupos de Acción Unificadora (GAU), se
habían exiliado en Argentina en 1973, cuando recrudeció la represión en
Uruguay.
Una vez en
Argentina se establecieron en un departamento en Capital Federal, consiguieron
trabajo y el 27 de marzo de 1976 nació su hijo Alejandro, quien declaró hoy y
aseguró que sus padres no tuvieron militancia política en Argentina y, si bien
estaban en contacto con otros uruguayos exiliados en el país, no tenían
participación política tampoco en ese sentido.
El 21 de
diciembre de 1977 una comitiva policial se presentó en la casa de los Corchs
Lerena y con el argumento de "tener que realizar un trámite en la
comisaría" se llevaron a Elena y dejaron al niño con unos vecinos.
Por la
tarde, al regresar Alberto Corchs del trabajo, lo secuestraron también, lo
llevaron al Cot 1, posteriormente al Pozo de Banfield y luego al Pozo de
Quilmes, donde fueron indagados por represores uruguayos.
Alejandro
remarcó que el gobierno uruguayo, ya en democracia, le informó que "los
presos uruguayos eran torturados e indagados por oficiales uruguayos, como si
hubiera una jurisprudencia de que si eran uruguayos debían ser represores
uruguayos los que los torturaran".
"Mi
padre murió en un vuelo (los denominados 'vuelos de la muerte') y mi madre
murió tabicada en una sesión de tortura", precisó.
El hombre
dijo que los vecinos con los que fue dejado buscaron en la guía telefónica de
Uruguay el nombre de su familiares y así contactaron con sus abuelos maternos,
quienes vinieron a buscarlo y lo llevaron a vivir con ellos, mientras trataban
de buscar a sus padres.
"Fue
una herida total y desgarradora para mi como niño y la formación de la psiquis,
pero no se me ocurre algo peor que arrancarme de los brazos de la familia que
conocía y pasar a vivir con otra familia que no conocía porque era mi familia
de sangre pero no me había criado con ellos", expresó.
Remarcó que
fue duro crecer "con la negación de los diferentes gobiernos, que no
habían existido desaparecidos, ni dictadura ni asesinatos".
"Hoy
estoy declarando para dejar memoria a las futuras generaciones, para que no
tengan que atravesar la falta de derechos individual y podamos construir una
sociedad donde podamos respetar las diferencias de modo pacífico", afirmó.
Ante este
testimonio, la querella solicitó se libre oficio al gobierno de Uruguay para
que envíe copia de esa declaración brindada bajo tortura de Alberto Corchs en
Argentina.
Por su
parte, Oscar Viegas, relató su secuestro y el de su esposa, de nacionalidad
uruguaya, Beatriz Bermúdez, el 21 de abril de 1978.
"La
casa fue rodeada, entraron todos vestidos de civil, y preguntaban por Beatriz
Bermúdez, sorprendiéndose de que encontraran a un esposo argentino y a un hijo
argentino con ella. Me pidieron incluso la libreta de casamiento", recordó
Oscar.
Ambos
estuvieron cautivos en el Pozo de Quilmes, donde sufrieron simulacros de
fusilamiento y remarcó que a su esposa y otros detenidos uruguayos "los
interrogaban uruguayos e incluso les pedían dinero para liberarlos".
COMENTARIOS
No han dejado comentarios
Escriba su comentario