Los incendios causaron heridas de gravedad a su nieta y a su yerno, quienes fueron las principales víctimas del siniestro. El juicio se desarrolló en un ambiente de extrema tensión, ya que Contreras era el padre y abuelo de los afectados.

El juez Gustavo Darío Farina condenó a Contreras por los delitos de “incendio con peligro común para los bienes en concurso ideal con incendio con peligro de muerte para una persona y lesiones graves", además de otros cargos relacionados con el segundo incendio. El acusado había incendiado su propia habitación en un terreno que compartía con varias casas habitadas por familiares, lo que provocó que las llamas se extendieran rápidamente y atraparan a una de sus hijas, su esposo y cuatro niños.

El primero de los hechos ocurrió el 8 de febrero de 2022, cuando el incendio iniciado en la casa de Contreras se propagó a otras viviendas en el predio. Su nieta y su yerno resultaron gravemente heridos por el fuego. Un mes después, el 6 de marzo, Contreras desobedeció una orden de restricción y regresó al lugar para provocar un segundo incendio, destruyendo los colchones y camas que los vecinos habían donado a la familia afectada.

Durante el juicio, la fiscal Mariel Calviño destacó la pluralidad de víctimas, la corta edad de las mismas y el daño causado por el acusado, quien mantenía una relación conflictiva con sus hijos. Varios de los testimonios presentados fueron de los propios hijos de Contreras, quienes describieron amenazas constantes y un ambiente de miedo. Relataron que el acusado les decía que iba a "prender fuego todo" si no le daban comida o dinero.

El juez Farina, en su veredicto, desestimó cualquier hipótesis maliciosa que sugiriera que los denunciantes querían quedarse con el terreno. Señaló que el costo que algunos miembros de la familia pagaron con su salud hacía esa teoría poco plausible.

La condena a Néstor Ramón Contreras cierra un juicio cargado de tensión y dolor familiar. El fallo reafirma la responsabilidad del acusado en los incendios que pusieron en peligro la vida de su propia familia, marcando el fin de un proceso judicial que dejó en evidencia los conflictos y amenazas que habían reinado durante años.